Una canción decidida

Un pequeño insecto toma una decisión: todos los días, apenas salga el sol, saldrá a la calle a gritarle al mundo que es feliz, que la vida es bella y que en su homenaje se pondrá a bailar. Su amigo, un  insecto aún más pequeño, mudo coprotagonista de este libro,   lo mira en cada página y podemos creer que está de acuerdo con esta canción decidida.

Pero a lo largo de las páginas el protagonista piensa que mejor será dejar pasar algunas horas antes de salir. Que sin duda mejor será esperar hasta después de almuerzo o en realidad hasta la tarde. No, mejor esperar hasta la noche. Y así.

Cerramos el libro sin saber si hay un momento mejor que otro para hacer un  homenaje a la vida, pero sí con la convicción de que la ternura que brota del texto de David Wapner y cada una de las ilustraciones de Cristian Turdera, merece ser reivindicada. La ternura y la infancia, como edad del espíritu.

Porque es desde ese lugar en el que los insectos duermen en cajas de fósforo, se columpian en los tallos de las flores y navegan en hojas por los pequeños charcos  de la ciudad, desde donde podemos detenernos  también nosotros, a entonar nuestra pequeña canción decidida, esa que dice que la vida es bella y que en su homenaje vale la pena bailar.

Un libro que nos demuestra que la ternura no es patrimonio de una edad sino de una forma de mirar -esa que fija la mirada en los insectos, en las cajas de fósforos y en una que otra luciérnaga- y que disfrutarán, como dicen sus fantásticos editores, pequeños lectores y grandes curiosos.

Por María José Ferrada 
Escritora, autora de El lenguaje de las cosas (Editorial El Jinete Azul),
Un baile diminuto (Das Kapital Ediciones) y Un mundo raro (Kalandraka Editora).

Título: Canción decidida

Texto:  David Wapner

Ilustrador: Cristian Turdera

Editorial: Pequeño Editor (Argentina)